“Den gracias e invoquen al
Señor, cuenten a las naciones las cosas que ha hecho, recuérdenles que él está
por encima de todo." Isaías
12:4 (DHH)
Nadie en la tierra
conoce tu propia historia sino tú. Compartir tu testimonio con otros es una
importante y poderosa forma de agradecerle a Dios por todo lo que Él ha hecho.
La Biblia dice en Isaías 12:4 “Den gracias e invoquen al
Señor, cuenten a las naciones las cosas que ha hecho, recuérdenles que él está
por encima de todo” (DHH).
Sabes lo que es dar testimonio. No es lo que hacen los abogados.
Es lo que hacen los testigos. No estás tratando de convencer a nadie. No vas a
intentar presionar a nadie para que tome una decisión. Solo les estás diciendo
a otros lo que ha pasado contigo. Nadie puede dar tu testimonio sino tú.
A menos de que des tu testimonio de como Dios ha trabajado en tu
vida, tu historia nunca será dicha. Y cuando compartes tu historia, estás
expresando gratitud a Dios. No solo estás enseñando a otros como Dios está
trabajando en tu vida, sino también estás siendo un ejemplo de una vida de
gratitud y bendición –lo que es increíblemente importante.
Por ejemplo, una vez leí un estudio científico que decía que las
dos emociones más grandes eran la generosidad y la gratitud. Las personas que
demostraban esas emociones regularmente eran las más resistentes a las
enfermedades y menos propensas a enfermarse que las otras personas que son
malhumoradas y gruñonas. Cuando les dices a otros públicamente lo que Dios ha
hecho en tu vida, ¡les dejas saber este sorprendente secreto de salud!
También le estás
permitiendo vislumbrar la voluntad de Dios para sus vidas. La Biblia dice, “den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad
para ustedes en Cristo Jesús” (1
Tesalonicenses 5:18 NVI). La voluntad de Dios para nuestras vidas es
agradecimiento en toda circunstancia. Dios no quiere que tu tiempo de
agradecimiento sea un evento en nuestro calendario; Él quiere que sea nuestro
estilo de vida.
Cuando nuestro estilo de vida expresa gratitud a Dios en frente
de otros, los milagros serán más regulares. En Hechos 16, Pablo y Silas, dos
predicadores en el Nuevo Testamento, fueron a Filipos a predicar. La multitud
no los quería, así que los encarcelaron. A media noche en la celda oscura,
Pablo y Silas comenzaron a dar gracias a Dios a pesar de cualquier cosa que
determinaran hacer con ellos. Ellos oraron, ellos cantaron, y agradecieron a
Dios. Dios entonces envió un terremoto que milagrosamente abrió las puertas de
la prisión y los liberó de sus cadenas.
Cuando el guardia romano vio esto, tuvo tanto temor que casi se
suicida. Pablo y Silas le dieron testimonio, y el carcelero se convirtió en un
seguidor de cristo inmediatamente. Pronto toda su familia se sumó y fueron
bautizados esa noche.
Tu testimonio de gratitud también tiene el poder de liberarte de
tus prisiones.
Reflexiona
Sobre Esto
- ¿Qué es lo que ha hecho Dios en
tu vida que necesitas compartir con los que están batallando con las mismas
circunstancias difíciles?
- ¿Cómo te ha impactado el
testimonio de alguien más?
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