“Quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con
humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el
poder para salvar su alma.” Santiago 1:21 (NTV)
Sabemos que la calidad de la señal de un teléfono celular es
muy variable. Lo mismo sucede contigo. Debes estar correctamente posicionado
para poder escuchar a Dios hablar.
Muchas veces no le damos la oportunidad de hablar con
nosotros. Queremos hacer lo que queremos
hacer, no lo que Dios quiere que hagamos. Nuestros corazones están endurecidos,
y no estamos dispuestos a escuchar.
Cuando tienes una mente cerrada, por supuesto ¡Él no va a
hablar contigo!
Pero si realmente quieres escuchar a Dios - ¿y qué creyente
no quiere escucharlo? – tienes que entender qué es lo que te aleja de escuchar
a Dios. Hay tres barreras mentales que mantienen tu mente cerrada al mensaje de
Dios.
Orgullo.
Si piensas que no necesitas a Dios en tu vida y quieres manejar tú mismo las
cosas, probablemente no escuches lo que Dios dice. El orgullo te impide estar
abierto a la posibilidad de que Dios quiera decirte algo.
Miedo.
Muchas personas no pueden escuchar la
voz de Dios porque les atemoriza escuchar
a Dios. Tal vez piensen que escuchar la voz de Dios les hace una especie de
fanáticos religiosos.
Amargura.
Cuando te aferras al dolor, al resentimiento o al rencor, no vas a ser
capaz de escuchar a Dios, porque tu
corazón está endurecido. Esto te hace ser frío y estar a la defensiva, incluso
al amor de Dios.
A algunos de ustedes se le ha hecho mucho daño, ya sea en esta
semana o hace años, y estás cargando con eso. Quiero decirte que tienes que
dejarlo ir. No por su bien, sino por tu bien. ¡El resentimiento te mata! El
resentimiento es una herida auto-infligida que permite que el pasado de las
personas continúe haciéndoles daño hoy. Necesitas dejarlo ir, no porque se
merecen el perdón sino porque necesitas seguir con tu vida. Necesitas
deshacerte de la amargura, del miedo, del orgullo que te mantienen alejado de
escuchar la voz de Dios y de vivir en su propósito para tu vida.
Santiago 1:21 dice, “Así que quiten de su vida todo lo malo
y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el
corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.” (NTV).
“Acepten con humildad” significa que dejas ir tu orgullo y
dejas de tratar de resolverlo tú mismo. Esta es la llave para abrir tu mente y
tu corazón, para que así puedas escuchar al Señor.
Reflexiona Sobre
Esto
¿Cómo escuchar la voz de Dios? ¿De qué maneras ha hablado
contigo?
¿Qué cambios necesitas hacer en tu vida para poder
deshacerte de “todo lo malo y lo sucio” y así escuchar la voz de Dios?
¿Por qué crees que a veces consideramos que es lo mismo
escuchar la voz de Dios con ser un fanático religioso?
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