“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:43 (NTV)
Cuando el criminal crucificado al lado de Jesús le pidió que se acordara de él, Jesús respondió, “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” Lucas 23:43 (NTV).
Con su respuesta, Jesús nos dio cuatro características de la salvación en las que podemos confiar y creer.
Primero, Él dijo “hoy”. Esto significa que la salvación es inmediata. En el momento en que pides a Jesucristo que te salve, está hecho. Cuando mueras, o bien irás directamente a la presencia de Dios o irás directamente a la separación de Dios.
Segundo, la salvación es cierta. Él dijo, “Hoy estarás.”
No dijo “puede ser,” no “yo espero.” No “Déjame pensarlo”. Cuando Dios dice “Tú estarás,” tú estarás. Cuando aceptas a Cristo, puedes estar seguro de tu salvación.
Tercero, la salvación es una relación. Él dijo, “Vas a estar conmigo”.
La Salvación no es una religión. No es reglas o regulaciones o rituales. La Salvación es una relación. Esta relación no inicia cuando estés en el Cielo; inicia aquí en la Tierra. Jesucristo quiere que seas su mejor amigo, quiere caminar contigo todo el tiempo. Dios te hizo para que te relaciones con Él.
Cuarto, Jesús dijo, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. El Cielo es un lugar real, y es eterno.
Había dos criminales crucificados con Jesús, uno a cada lado. Jesús les dio la decisión de la salvación, y les dio la misma opción. Él no te va a forzar a que lo ames. Él no te va a forzar a que confíes en Él, y Él no te va a forzar a que aceptes el Cielo. Hay dos respuestas. Uno de los criminales rechazó a Jesús, y el otro giró a Él en fe. Tú puedes tomar la misma decisión.
Romanos 10:13 dice, “todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (NTV). Si tú estás listo para invocar el nombre del Señor y conocer las verdades acerca de la salvación, entonces resuelve la cuestión de tu destino eterno de una vez por todas.
“En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé” 2 Corintios 6:2 (NVI)
Reflexiona Sobre Esto
Con su respuesta, Jesús nos dio cuatro características de la salvación en las que podemos confiar y creer.
Primero, Él dijo “hoy”. Esto significa que la salvación es inmediata. En el momento en que pides a Jesucristo que te salve, está hecho. Cuando mueras, o bien irás directamente a la presencia de Dios o irás directamente a la separación de Dios.
Segundo, la salvación es cierta. Él dijo, “Hoy estarás.”
No dijo “puede ser,” no “yo espero.” No “Déjame pensarlo”. Cuando Dios dice “Tú estarás,” tú estarás. Cuando aceptas a Cristo, puedes estar seguro de tu salvación.
Tercero, la salvación es una relación. Él dijo, “Vas a estar conmigo”.
La Salvación no es una religión. No es reglas o regulaciones o rituales. La Salvación es una relación. Esta relación no inicia cuando estés en el Cielo; inicia aquí en la Tierra. Jesucristo quiere que seas su mejor amigo, quiere caminar contigo todo el tiempo. Dios te hizo para que te relaciones con Él.
Cuarto, Jesús dijo, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. El Cielo es un lugar real, y es eterno.
Había dos criminales crucificados con Jesús, uno a cada lado. Jesús les dio la decisión de la salvación, y les dio la misma opción. Él no te va a forzar a que lo ames. Él no te va a forzar a que confíes en Él, y Él no te va a forzar a que aceptes el Cielo. Hay dos respuestas. Uno de los criminales rechazó a Jesús, y el otro giró a Él en fe. Tú puedes tomar la misma decisión.
Romanos 10:13 dice, “todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (NTV). Si tú estás listo para invocar el nombre del Señor y conocer las verdades acerca de la salvación, entonces resuelve la cuestión de tu destino eterno de una vez por todas.
“En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé” 2 Corintios 6:2 (NVI)
Reflexiona Sobre Esto
- ¿Cuál es la prueba en tu vida de que has asegurado tu salvación?
- ¿Cómo debe la realidad sobre el Cielo y el infierno cambiar la manera de compartir el Evangelio con los demás?
- Pídele a Dios que te guíe a una persona que está invocando el nombre del Señor para que le puedas ayudar a dirigir hacia la salvación o a ser un discípulo. ¿A quién te está trayendo Dios a la mente?
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