miércoles, 22 de enero de 2014

Apoyándose en las Promesas de Dios (Rick Warren)

“Pues el Señor, Dios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes.[a] Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una esposa para mi hijo.” Génesis 24:7 (NTV)
Muchas personas empiezan el año con una meta. Resuelven perder peso, estar más tiempo con sus hijos, leer más, tener logros específicos en el trabajo, o alguna otra meta noble (y a veces no tan noble).
Pero no todas las metas son metas piadosas. Las metas piadosas están sujetas a las promesas de Dios en su Palabra. Sus promesas nos dan el coraje y la fe para avanzar cuando es más natural estar preocupado y temeroso.
En Génesis 24, Abraham le dio a su sirviente, Eliazar, una meta difícil: Encontrar esposa para su hijo Isaac. Al principio Eliazar dejó que el miedo lo invadiera. Él le pregunto a Abraham: “¿Qué debo hacer si encuentro esposa para Isaac, pero ella no quiere venir conmigo?”
Abraham le recordó a su sirviente la promesa de Dios:“Pues el Señor, Dios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes. Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una esposa para mi hijo” Génesis 24:7 (NTV).
Después de que Abraham le recordó a Eliazar la promesa del Señor, sus temores se evaporaron. La misma cosa pasa con nosotros. Es temeroso poner todo lo que tienes en una meta grande. Nadie quiere fallar.
Pero la Biblia nos incita a no mirar nuestras propias fuerzas para cumplir nuestras metas. De hecho, si podemos cumplir nuestras metas en nuestras propias fuerzas, entonces no estamos estableciendo metas piadosas.
¿Qué es lo que dice la Palabra de Dios sobre tus metas para este año? Nunca lo sabrás a menos que conozcas lo que la Biblia enseña. Es como tener una póliza de seguro, pero no sabes cuál es su cobertura. Puede que te estés preocupando demasiado sin necesidad.
En la Biblia Dios promete ayudarnos a estar más saludables, ser mejores padres, eliminar nuestras deudas, y mucho más. Pero a menos que sepamos esas promesas y las reclamemos como nuestras, nos estaremos preocupando innecesariamente sobre esas metas.
La verdad es, no tienes que tener una gran fe para cumplir las grandes metas. Solo necesitas un poco de fe – ¡en un gran Dios! Tu Dios es el Dios del universo. Él puede hacer lo que sea.
¿Estás listo para confiar en Dios más allá de lo increíble?

Reflexiona sobre esto
  • Cuando otras personas rompen sus promesas. ¿Cómo impacta eso nuestra habilidad de confiar en Dios?
  • ¿Cuál promesa de la Palabra de Dios necesitas apropiarte para tus metas en 2014?
     
  • Apropiándote de las promesas que Dios te ha dado. ¿Cómo llena eso tu necesidad de confianza para perseguir tus metas?

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